La epilepsia fotosensible se refiere a una forma de epilepsia que se activa fácilmente por el uso de elementos visuales como luces brillantes o parpadeantes o los patrones estroboscópicos de las imágenes. Aunque es una minoría de personas con epilepsia las que sufren de este problema, quienes lo padecen experimentan muchas dificultades en la vida cotidiana, ya que muchos dispositivos incorporan pantallas brillantes y luz artificial. Este artículo examina la evolución de esta peculiar afección, sus manifestaciones, circunstancias y modalidades de tratamiento.
Además, pueden reemplazar o hacer que el estímulo fotográfico sea más fuerte o, a veces, este tipo de sobrecarga sensorial ocurre con imágenes, sonidos fuertes o luz intensa. Puede ser estimulación artificial o natural. Los desencadenantes más frecuentes son la televisión y los videojuegos, y la luz del sol parpadeando a través de las hojas. Esta condición patológica suele aparecer en la adolescencia y ocurre durante el tiempo en que la médula espinal está involucrada en la reorganización sináptica. Pero a veces esto también puede ocurrir durante la infancia o en la adultez.
La técnica clásica para diagnosticar la epilepsia fotosensible es mediante un electroencefalograma. (EEG). En un EEG, se colocan electrodos en la cabeza y se proporciona al sujeto estimulación visual, como el parpadeo de luces, con el fin de inducir una convulsión. Los cambios que ocurren en el cerebro durante la convulsión ayudan en el diagnóstico.
La epilepsia fotosensible es una condición que no es muy común en la población de pacientes; sin embargo, tiene una importancia significativa, especialmente en el mundo tecnológico actual, lleno de pantallas e iluminación artificial. El control de las convulsiones en pacientes con epilepsia fotosensible puede ser .
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