La asociación entre la presión arterial y la epilepsia es complicada y bidireccional. Ambas condiciones pueden tener efectos adversos en la salud de las personas con epilepsia. Estudios previos han indicado que la presión arterial fluctúa durante los episodios de convulsiones, y tanto la presión arterial alta como baja pueden ser factores de riesgo para una persona con epilepsia.
Durante una convulsión, la presión arterial de una persona generalmente aumenta rápidamente, incrementándose aproximadamente un 50% con respecto al nivel basal. Por lo general, este aumento es temporal y la presión arterial vuelve a la normalidad poco después de que la convulsión ha terminado.
El aumento puede ser más extremo dependiendo del tipo de convulsión; por ejemplo, las personas con convulsiones focales no conscientes muestran incrementos mayores en la presión arterial que aquellas con convulsiones focales conscientes.
Por otro lado, ciertos pacientes desarrollan presión arterial baja después de las convulsiones. En ocasiones, esta condición puede persistir durante un período prolongado. Este es otro ejemplo de la diversidad con la que las convulsiones afectan la función cardíaca.
Las investigaciones han demostrado que la hipertensión no solo es una comorbilidad frecuente en pacientes con epilepsia, sino que también puede ser un factor de riesgo para desarrollar el trastorno. Entre las personas mayores, los estudios han documentado que los sujetos hipertensos tienen un riesgo de desarrollar epilepsia aproximadamente 2.5 veces mayor en comparación con los sujetos normotensos. Esta observación sugiere que la hipertensión crónica reduce el umbral de convulsiones y aumenta la propensión a la manifestación de convulsiones.
Uno de los aspectos más graves de la interacción entre la presión arterial y la epilepsia es su posible relación con la Muerte Súbita Inesperada en Epilepsia (SUDEP, por sus siglas en inglés). Las fluctuaciones en la presión arterial durante las convulsiones pueden provocar eventos cardiovasculares graves, como un paro cardíaco o un accidente cerebrovascular, que son factores críticos en la mayoría de los casos de SUDEP. Comprender estas conexiones es crucial para desarrollar estrategias que mitiguen los riesgos asociados con la epilepsia.
Lo más importante para un paciente con epilepsia es mantener la presión arterial dentro de los límites normales. Aquí hay algunos cambios en el estilo de vida recomendados:
En casos donde las modificaciones en el estilo de vida no sean suficientes, pueden ser necesarios medicamentos antihipertensivos. Estudios recientes sugieren que ciertas clases de estos medicamentos, particularmente los bloqueadores de los receptores de angiotensina, no solo controlan la presión arterial sino que también reducen el riesgo de desarrollar epilepsia.
La conexión entre la presión arterial y la epilepsia subraya la necesidad de un enfoque integrado para manejar ambas condiciones. El monitoreo continuo de la presión arterial, acompañado de cambios oportunos en el estilo de vida, contribuirá significativamente a mejorar el pronóstico general y puede reducir el riesgo de convulsiones y sus complicaciones. Se debe consultar a especialistas médicos en el manejo de la epilepsia para obtener asesoramiento y tratamiento individualizados.
Esto se cerrará en 0 segundos
Esto se cerrará en 0 segundos
