La salud sexual es parte del bienestar general de una persona. Sin embargo, para una persona con epilepsia, está asociada con posibles complicaciones.
Para abordar estas complicaciones se requieren conocimientos adecuados, una buena comunicación y un manejo proactivo. Este blog explora la interacción entre la epilepsia y la salud sexual, y brinda información sobre cómo las personas que viven con epilepsia pueden mantener una vida sexual saludable.
La epilepsia puede afectar la salud sexual de múltiples maneras: directamente a través de la aparición de convulsiones, o a través de los fármacos antiepilépticos utilizados, que pueden afectar la libido y el rendimiento sexual. Además, el impacto psicológico de vivir con epilepsia, como la ansiedad, la depresión y los problemas de autoestima, también pueden desempeñar un papel importante en la vida sexual de una persona.
¿La epilepsia se transmite sexualmente?
No, la epilepsia no es una enfermedad de transmisión sexual. Es un trastorno neurológico causado por una alteración de la actividad eléctrica del cerebro. No se puede transmitir de una persona a otra a través del contacto sexual ni de ningún otro tipo de transmisión de persona a persona.
Aunque el uso de medicamentos del grupo de los inhibidores de la PDE5, incluido el Viagra (sildenafil), se considera generalmente seguro para las personas con epilepsia, estas deben asegurarse de consultar a un médico antes de comenzar a tomar cualquier medicamento nuevo.
La razón es que algunos medicamentos pueden interactuar con los medicamentos antiepilépticos y potencialmente influir en su eficacia o aumentar el riesgo de efectos secundarios.
En algunas personas, ciertos factores desencadenantes pueden provocar convulsiones, y el sexo se considera un factor desencadenante potencial debido al esfuerzo físico, el aumento de la frecuencia cardíaca y la excitación emocional.
Sin embargo, este no es el caso de todas las personas con epilepsia. Por eso, identificar y comprender los factores desencadenantes personales de las convulsiones puede ayudar a controlar la afección.
Sí, un hombre con epilepsia puede tener un hijo. La epilepsia no interfiere con la fertilidad de un hombre. Sin embargo, esta inquietud siempre debe ser analizada con el médico porque algunos de los medicamentos antiepilépticos pueden tener implicaciones genéticas o afectar la calidad del esperma.
El asesoramiento previo a la concepción puede ayudar a controlar estos riesgos y garantizar un embarazo saludable para la pareja.
Los fármacos antiepilépticos (FAE) son la piedra angular del tratamiento de la epilepsia; sin embargo, estos fármacos pueden acabar provocando disfunción sexual. Algunos de los problemas más comunes causados por los FAE son la disminución de la libido, la disfunción eréctil en los hombres y la dificultad para alcanzar el orgasmo en las mujeres.
Los efectos secundarios sexuales de los FAE deben consultarse con un médico para ver si es necesario cambiar la medicación o si existen otros tratamientos para estos problemas.
Los efectos psicológicos de la epilepsia también afectan la vida sexual. Vivir con una enfermedad crónica puede provocar ansiedad y depresión, sentimientos que reducen la libido y la satisfacción sexual.
La preocupación por las convulsiones durante la actividad sexual alimenta la ansiedad y complica las relaciones sexuales. Por eso, consultar a un profesional médico o terapeuta puede ayudar a corregir algunos déficits psicológicos y mejorar la calidad de vida en general.
Una buena comunicación en una relación es necesaria para mantener una buena vida sexual. Las parejas deben estar informadas sobre la naturaleza de la epilepsia y los problemas que pueden surgir.
Este conocimiento puede fomentar la empatía y el apoyo en la relación, lo que facilita la superación de cualquier dificultad que surja.
Aunque la epilepsia puede plantear varios desafíos a la salud sexual, la mayoría de estos desafíos se pueden controlar con el enfoque adecuado.
Las conversaciones abiertas con los médicos y las parejas, el tratamiento de los factores psicológicos y la familiaridad con los efectos de los medicamentos en las funciones sexuales pueden ser medidas de apoyo para mantener una vida sexual saludable.
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